El brutal sacrificio de una martucha en Zinacantán ha generado indignación en Chiapas, ya que se trata de una especie protegida por la Norma Oficial Mexicana 059 debido a su riesgo de extinción.

Efraín Orantes Abadía, jefe del Centro Ecológico y Recreativo San José en San Cristóbal de Las Casas, lamentó el hecho y lo calificó como un día triste al perderse no solo un ejemplar silvestre, sino parte del patrimonio natural de la región.

En días pasados, habitantes de la comunidad de Navenchauc en el municipio de Zinacantán, mataron a un jaguarundi o kinkajú porque pensaron que era un “náhuatl maligno”.

La martucha, también conocida como kinkajú, es un mamífero inofensivo pariente de los mapaches y coatís, cuya alimentación se basa principalmente en frutas, flores y pequeños reptiles.

Llamó a la población a no temer a estos animales, ya que no representan un peligro para los humanos ni para el ganado, desmintiendo mitos que los señalan como amenazas.

Detalló que el Centro San José alberga desde hace cuatro años a un ejemplar rescatado que había sido mantenido como mascota, lo que también es motivo de preocupación para los especialistas.

El mantener fauna silvestre en el hogar pone en riesgo tanto a las personas como a los propios animales, ya que estos no logran domesticarse y pueden transmitir enfermedades aseveró.

El centro ecológico trabaja en conjunto con la Profepa Chiapas y autoridades ambientales para promover la conservación y educación sobre la fauna local.

Además de la martucha, el parque resguarda especies en peligro de extinción como el tigrillo y el dragoncito de labios rojos.

Las autoridades han reiterado la importancia de reportar la presencia de animales silvestres en lugar de atacarlos o mantenerlos en cautiverio.

Relacionado a los ejemplares vistos en San Juan Chamula, se trata de leoncillos que también están en peligro de extinción, per advirtió que matar a una especie es delito federal y hay multas desde 600 mi hasta el millón de pesos.

El avistamiento en zonas urbanas, se debe al tema de los incendios, o que ya están viviendo en su hábitat, loa animales salen huyendo.

Los leoncillos viven hasta 15 años aproximadamente, miden entre 1 y 1.20 metros y llegan a pesar unos cuatro kilogramos, es decir no hacen daño al humano, siempre y cuando no se tengan como mascotas.