Susana Solís Esquinca

Mientras a nivel nacional las noticias son frenéticas, en Chiapas éstas son escasas. Salvo las actividades del gobernador,la Fiscalía General y la Secretaria de Gobierno, pareciera que ningún titular de secretarías de estado informa de sus actividades dando la impresión que no están haciendo nada.

Si bien es cierto que desde la oficina de comunicación social se distribuyen todos los comunicados, también lo es que son los responsables de cada una de las áreas los que propongan y generen contenidos de interés para que comunicación los difunda.

Han pasado 7 meses y no se conocen acciones sobre temas del campo, turismo, igualdad de género, protección civil, obras públicas, medio ambiente, economía, bienestar, transporte, pueblos indígenas, juventud, caminos e infraestructura hidráulica,infraestructura física educativa, procuraduría ambiental, por citar algunos.

La mayoría de las dependencias informan por coyuntura o actos conmemorativos pero no se aprecia el interés por mantener a la ciudadanía enterada del trabajo que están desarrollando. Parafraseando a Ricardo Monreal, “siento que el gobernador hace todo, conduce todo y necesita que su gabinete lo acompañe”

Comunicar no es un tema de periodistas o empresas, es un asunto de gobernabilidad y para ello los instrumentos se han multiplicado,tal es el caso de las redes sociales.

AMLO, el gran comunicólogo

Todos los días a temprana hora el presidente Andrés Manuel López Obrador pone la agenda mediática de las próximas 24 horas.

Así llevamos siete meses, en un frenesí informativo que despierta simpatías y rechazos, pero que finalmente cumplen con la pretensión del mandatario: mantener informado a los mexicanos.

Sean ciertos o falsos sus dichos, lo destacable del mandatario es que ha sentado el precedente de que la comunicación es una herramienta indispensable para mantener la estabilidad social, es decir, garantizarla gobernabilidad.

Por ello lo mismo le responde a un expresidente, una calificadora que hasta un medio extranjero. Sabe que el silencio abona a la especulación y a la incertidumbre.

El presidente actúa rápido, no da tregua, cierra el paso a la duda, la vacilación; he ahí el caso de la renuncia de Urzúa que atajó en 30 minutos con un nuevo nombramiento. Los medios tuvieron que hablar de las dos versiones, la noticia se entrelazó que hasta el panorama económico se sosegó, así de rápido y oportuno.

Será el tiempo que defina si el presidente pase a la historia como un gran reformador, pero lo que ya es una certeza es que pasará a la historia como el gran comunicólogo que jamás había tenido México. Así de importante es la comunicación.

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