Llegó la hora de la verdad. Molinos de viento Susana Solís Esquinca

Molinos de viento por: Susana Solís Esquinca

Llegó la hora de la verdad.

Muy emotivo el festejo de los 100 días viviendo en Paz que se celebró en la ciudad de Tapachula, muy contentos las decenas de funcionarios y funcionarias, quizá porque no aquilatan que comenzó la cuenta regresiva para demostrar que están en los lugares correctos y tendrán que confirmarlo haciendo un trabajo impecable como lo exige y lo demuestra el propio gobernador, Eduardo Ramírez Aguilar. 

 Es decir, a partir de hora, el que no dé resultados eficientes, quien siga con infiernitos retando u obstaculizando a los titulares o subalternos tendrá que decir adiós porque el tiempo se consume de manera vertiginosa. 

No bastan fotitos aquí y acullá, es el trabajo el que hablará por ellos mismos para hacer una gestión de resultados. Nadie podrá aflojar el paso, al contrario, deberán imprimir más velocidad si quieren ayudar al mandatario a escribir una nueva historia para Chiapas. 

 Por ello no se duda que al paso de las semanas o meses vendrán algunos relevos, como está ocurriendo en la Fiscalía General del Estado donde comenzó la purga y se están yendo muchos “veteranos” que se creían intocables e inamovibles. 

Lo mismo está ocurriendo en otras dependencias. Lo único seguro, es que nadie está seguro. El gobernador lo ha dicho de manera recurrente “no le debe a nadie el lugar donde está”; así que al buen entendedor, pocas palabras. Estaremos pendientes.


¿Cuál pobreza? En Chiapas somos ricos…pero en topes La omisión y la impunidad durante décadas en Chiapas, con gobiernos que solo se han abocado a administrar los problemas generaron una gran anarquía en las principales carreteras de Chiapas, donde los pobladores han colocado por cuenta propia miles de topes que hacen de un viaje una verdadera tortura; afectando con ello, además, el turismo.

Tan solo en los 33 kilómetros de Teopisca a San Cristóbal, se contabilizan 46 topes, es decir, un tope por cada 717 metros, menos de un kilómetro; que sería equivalente a un tope cada 7 cuadras en una ciudad. Y de la misma manera está la carretera San Cristóbal-Ocosingo-Palenque.

Cada casa, cada negocio a la orilla de estas carreteras sus propietarios cuentan con su respectivo tope, algunos con señalamiento y otros ni siquiera el aviso.

En varias ocasiones, la policía federal los ha retirado, pero basta que se den la vuelta para que vuelvan a instalarlos y así, como el juego del gato y el ratón, nadie ha podido poner orden en las carreteras, lo cual afecta la imagen de la entidad y causan molestia a los visitantes.

Coordinación, la clave para la seguridad Así sintetizó el gobernador el éxito de la seguridad en Chiapas, sin embargo, agregaría que la verdadera clave es el mando único.

Cuando una cabeza al frente es quien decide sin titubeos, con valor y firmeza, el resto solo le basta acoplarse al sistema de trabajo.

Es bien sabido las envidias e intrigas que por muchos años se dan entre corporaciones policiacas y castrenses en su intento por ser reconocidos; esto ha llevado a una eterna descoordinación que repercute en los resultados; sin embargo, en Chiapas se recuperó la forma y el fondo. 

Es el gobernador el que encabeza el mando único que une a los titulares en estrategias y tareas específicas, no delega su responsabilidad en algo tan delicado como combatir la inseguridad, por eso los resultados están a la vista. 

 De hecho, me da la impresión que aunque hay golpeteo por debajo de la mesa, el gobernador los obliga a trabajar en equipo y eso, está muy bien, como en las familias, aunque no te lleves con tu hermano, finalmente es tu misma sangre. 

 That’s All.