En máxima alerta por crisis hospitalaria en Chiapas

Molinos de viento

Susana Solís Esquinca


Se desenvuelve como “intocable”, lo presume y pregona, aunque aseguran en el primer círculo del poder que no lo es.

El titular de Salud en Chiapas, José Manuel Cruz Castellanos ha fracturado la buena relación sindical con el gobierno del estado, al grado que no pocas veces han pedido su destitución.

Quienes lo conocen o lo han tratado lo definen como una persona necia, incapaz de aceptar sugerencias o escuchar propuestas, de imponer su criterio a toda costa pese a evidenciar falta de conocimientos técnicos y científicos sobre el tema.

Ahora se destapó el descontento entre la base sindical de la región de Comitán que se suma a lo expuesto por la propia lideresa Jesús Espinosa, a quien -por cierto- le piden paciencia, “ya vendrán los cambios” y prometen reubicar al funcionario en los momentos políticos, toda vez que la aspiración original del secretario es acceder a una diputación federal.

En tanto se consumen los tiempos, el manejo de la pandemia corre el riesgo de desbordarse por las malas decisiones del funcionario como el hecho de negarse reconvertir en Clínica Covid19 el hospital Gilberto Gómez Maza por el simple hecho de enfrentar un pleito cazado con el director del mismo.

Así, mientras en el Poliforum comienzan a sufrir de saturación, en el Gómez Maza hay camas suficientes para aliviar la demanda de pacientes que necesitan hospitalización, pero por decisión del titular de salud carecen del equipo adecuado para enfrentar la batalla.

Las rencillas llegaron a tal grado que Cruz Castellanos prefirió habilitar un centro social como el Poliforum, diseñado para otras actividades que un hospital que cumple con todos los requerimientos necesarios para que los pacientes y personal de salud estén a buen resguardo.

Lejos han quedado las denuncias por supuestos actos de corrupción al interior de la secretaría, como las asignaciones directas a una empresa de limpieza, la compra de vehículos que no eran indispensables, incluyendo la elegante camioneta con la cual se desplaza, entre otras revelaciones que se conocieron antes de la emergencia sanitaria.

Para su fortuna o desventura, la pandemia lo ubicó en el centro de los reflectores como presentador de cifras aunque todos los días evidencia su falta de conocimiento. A cada pregunta de reporteros responde con un anécdota, se pone de ejemplo de lo que come, duerme, trabaja y todo termina en un programa televisivo motivacional, algo así como “Vivir mejor”.

El secretario se asume como cabeza de la emergencia, pero no ha sabido transmitir la confianza y certidumbre que necesitan los chiapanecos; por el contrario, ha demeritado el trabajo del personal de salud ocasionando que el ejecutivo estatal haya tenido que salir a enmendarle la plana.

Se avecinan tiempos difíciles, estamos en la franja crítica para que aparezcan los que confundieron la nueva normalidad con la vida cotidiana y demanden camas en los hospitales a mediados y finales de junio.