Ahora, ¿en quién confiar?

Por: Susana Solís Esquinca


 No se trata de una simple detención, sino del más duro golpe contra las fuerzas castrenses de México, en el cual los comandante supremos, no solo este gobierno sino todos los anteriores, se han rendido a los pies de los generales por considerar la última institución respetable que queda en el país.

Ya no hay nadie en que confiar. La detención del exsecretario de la Sedena, Salvador Cienfuegos, por parte de la justicia norteamericana, pone al descubierto la profunda e insalvable corrupción en México que será difícil erradicar en un sexenio e incluso dos o tres.


Cienfuegos acumuló en su vida militar todas las condecoraciones al que puede aspirar un soldado, el de la Perseverancia, Institucional, Extraordinaria, Especial, Perseverancia por la Patria, Mérito Facultativo de primera y segunda clase, Mérito Docente, Servicios Distinguidos, Legión de Honor y en una de esas casi obtiene un doctorado Honoris Causa por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, si no es por el rechazo que manifestó la comunidad académica por parte del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA), quien acusó al general de encabezar una institución que ha incurrido en graves violaciones a los derechos humanos como los casos de Ayotzinapa y Tlataya. La presión fue tal que el rector Rodolfo Calvo Fonseca de la UNICACH tuvo que recular.


Se sabe que el actual secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescensio Sandoval fue cercano a Cienfuegos al ocupar la jefatura de operaciones en el sexenio anterior; por ello de inmediato el presidente salió en su defensa para evitar que este golpe rebotara en los mandos militares actuales, los cuales, por cierto, se les ha encomendado tareas ajenas a su función asignándoles el manejo de recursos millonarios extraordinarios para lo mismo construir un aeropuerto que una escuela o cuidar y trasladar medicamentos y que seguramente al término del sexenio los pondrá bajo la lupa.


Lo cierto es que a partir de este hecho la desesperanza se acrecienta porque la lucha contra la corrupción será larga y titánica